Nuestra prioridad se basa en la dedicación, pasión y empeño en conseguir un producto inigualable, un verdadero gusto para los sentidos, pues nuestro legado así nos lo ha transmitido.
Propietarios de La Jurre.
Todo comenzó en el Piornal de los años 60: un pequeño pueblo de la alta Extremadura donde las duras condiciones de vida no dejaban espacio al disfrute ni al buen vivir.
Con un clima complicado para la agricultura y unas condiciones de vida lastimosas, la supervivencia era el único objetivo de la producción ganadera.
La textura, los aromas, el sabor, la jugosidad…
Los grandes placeres del ibérico no cabían en el imaginario colectivo.
La producción limitada de jamones forma parte de nuestro pasado y nuestro presente. La Jurre mantiene la misma producción anual de jamones que en sus comienzos: no más de 1200 unidades.
Nuestra prioridad se basa en la dedicación, pasión y empeño en conseguir un producto inigualable, un verdadero gusto para los sentidos, pues nuestro legado así nos lo ha transmitido. Mejorando con los tiempos y las nuevas tecnologías el buen saber hacer de nuestra anterior generación os presentamos esta pequeña fábrica artesanal y familiar. Nuestro secreto no es otro que el de saber escoger los mejores cerdos ibéricos de la Dehesa de Extremadura, el arte de elaborar con mimo las partes más nobles del cerdo ibérico, pieza a pieza como si de una joya se tratase, aprovechando el privilegio de estar ubicados en PIORNAL (el pueblo más alto de Extremadura, 1.180 m de altitud) donde la calma y la tranquilidad son las únicas leyes que rigen el tiempo y nuestro clima es un regalo de Dioses para la curación y maduración de tan exquisitos manjares.
Nuestro secreto no es otro que el de saber escoger los mejores cerdos ibéricos de la Dehesa de Extremadura.
Nuestra firma es noticia en los últimos años en diversos medios.
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